Acoso escolar y Bullying

¿Cómo saber, detectar y ayudar a prevenir, el acoso escolar, con los niños desde casa?

Con el inicio de un nuevo año lectivo, vuelve a ser muy importante que reflexionemos junto a los niños y niñas, acerca de los temas de convivencia más difíciles de abordar tanto como padres y profesores; uno de ellos es el bullying.

Bullying es una palabra de origen inglés que se puede traducir como “intimidación”. Desgraciadamente, esta palabra se ha puesto ‘de moda’ los últimos años debido al aumento de casos de persecución y de agresiones que se están detectando en las escuelas, y que están llevando a muchos estudiantes a vivir situaciones verdaderamente aterradoras. El bullying se refiere a todas las formas de agresión, intencionadas y repetidas, que ejerce un grupo de personas contra otra, sin motivación evidente. Los niños y niñas que se agrupan para ejercer el bullying lo hacen para imponer su poder sobre un otro, a través de constantes amenazas, insultos, golpes o vejaciones, y así tenerle bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años. La víctima sufre en silencio en la mayoría de los casos. El maltrato intimidatorio le hace sentir miedo, angustia y tristeza, a veces incluso culpabilidad, al punto que, en algunos casos, puede llevarle a tomar decisiones dramáticas como autoflagelarse o cometer suicidio.

Los expertos señalan que el bullying o intimidación implica tres componentes clave:

  1. Desequilibrio de poder entre acosadores y víctima. Esto puede ser algo real o solo percibido por la víctima.
  2. La agresión se lleva a cabo de un modo intencionado y a veces hasta planificado.
  3. Existe un comportamiento agresivo hacia esa víctima de forma reiterada.

Con frecuencia pueden aparecer varios tipos de maltrato en el contexto escolar de forma simultánea, que deben ser tomados por parte de las autoridades del establecimiento con mucha seriedad, de modo de poner atajo a una situación que puede estar comenzando:

1. Violencia física:

Consiste en la agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos. Golpes de puño hacia la víctima, etc. También puede ser indirectamente ejercida cuando se producen daños materiales en los objetos personales de la víctima o robos.

2. Violencia verbal:

Es la forma de maltrato más habitual, según los expertos. Sólo deja huella en la mente de la víctima. Las palabras podrían menoscabar la autoestima de la víctima mediante humillaciones, insultos, avergonzar en público, propagación de rumores falsos, mensajes ofensivos a través de redes sociales, lenguaje sexual que inhiba a la víctima.

3. Violencia psicológica:

Se ejerce mediante amenazas o ataques cuya intención es generalmente provocar miedo a la víctima, además de generar situaciones en que la víctima se descontrole (por exceso de rabia o temor) esto para lograr de alguna forma dominarla, someter u obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere hacer.

4. Violencia social:

Consiste en la exclusión, ignorar o provocar un aislamiento progresivo de la víctima. En la práctica, los acosadores impiden a la víctima participar de las actividades que son propias del contexto educativo: juegos, actividades grupales de clase, en los recreos, deportes, conversaciones.

¿Qué hacer cuando se tiene la sospecha de que nuestros hijos están sufriendo acoso escolar?

Primero que todo hay que saber, que cuando un niño/niña declara haber sufrido una agresión, no necesariamente está siendo víctima de bullying pero podría serlo a futuro si no se toma en cuenta su acusación y no se aborda el problema de inmediato.

Para estar atentos, debemos observar sus cambios de humor, si muestra comportamientos muy diferentes de los habituales, por ejemplo un niño muy comunicativo que de pronto se encierra en su habitación por días sin querer hablar con nadie; o bien un niño/niña que ahora vemos constantemente triste, o bien la negación a querer ir a colegio o estar con sus amigos, son señales que podrían alertar a los padres, profesores y apoderados.

En estas situaciones se aconseja:

Mantenernos serenos y tranquilos, aunque sabemos que esto es difícil, ya que es necesario transmitir al niño la confianza de que todo se puede solucionar. Debemos contener nuestras emociones para apoyar psicológicamente a nuestro hijo/hija.

• También es importante escuchar al niño sin transmitir que dudamos de ninguna de sus palabras.

Evitar los sentimientos de culpa, por no haberlo notado antes o por no haber impedido que nuestro hijo/hija haya sufrido.

Bajo ningún punto de vista tomar la justicia por las propias manos o mostrar una actitud violenta hacia el colegio o hacia los agresores (si es que conocemos su identidad); esto podría dar el erróneo mensaje a nuestro hijo/hija de que la violencia en algunos casos sí es permitida.

Animar al niño a que denuncie siempre, en todas y cada de las situaciones frente a sus profesores y, si fuera necesario, ante carabineros.

• Llevar al niño con un profesional de la salud (pediatra, psicólogo o psiquiatra) para analizar su nivel de ansiedad y su estado mental.

 

En Hospital san Francisco de Pucón, estamos siempre atentos ante las necesidades de nuestros niños y niñas, por lo que contamos con profesionales altamente calificados para abordar este tema y otros que puedan ser de su preocupación en este año escolar. Les invitamos a acercarse y consultar, solicitar citas mediante nuestras plataformas y dejar su tranquilidad en las mejores manos.

 

 

 

 

 

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